La peña del primer buceo
Hoy soy feliz, he visto un mero. Sí un mero, en nuestras esquilmadas aguas. En la barbada del limite Este de la fuerza que calo llama "el ancla", antes de que pudiera marcar su posición para que mis compañeros lo pudiesen ver, de un coletazo se ha escondido en su grieta, pero ahí está ¡aun quedan meros en nuestras aguas!. Hacía de guía para un grupo de 4 buceadores, y la falta de sueño me molestó lo suyo, no toleraba la subida de CO2 en sangre lo mas mínimo, así es que de tanto ventilar entré en reserva el primero, pero aún así no fui el primero en emerger.
Mar semi-dura, mas barco bailón igual a potada colectiva. Cuando llegamos arriba, había "echado la pota" hasta el GPS
En el segundo buceo, mi pareja de seguridad Paloma, vio otro mero, que se escondió antes de que pudiera verlo. Buceamos en la misma fuerza y por supuesto vimos el mismo ancla que en el buceo anterior. Del almirantazgo, mas chula que chula, con una de sus uñas clavadas en la fuerza.
Paloma y yo nos divertimos un rato, con un pulpo mimetizado perfectamente como una roca, pero nuestros ojos entrenados lo descubrieron, hacía como que no estaba, pero cuando le acariciaba entre los ojos, desde ese mismo punto partían ondas de color obscuro, por su piel hacia la periferia, cuando se cansó nos echó un buen chorro de tinta.
La operación de "volver al barco" se complicó lo suyo, por como se movía aquello.
Después de tanta acción o te cuidas o te hundes como el Titanic, me metí "padentro" 1 litro de bebida isotónica, que me sentó como un milagro (os lo recomiendo)
vídeo de .. Juan Carlos García de las Heras
